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Signos Tempranos de Autismo: Comportamientos que los Padres Descartan como ‘Solo una Etapa’

El trastorno del espectro autista (TEA) afecta actualmente a aproximadamente 1 de cada 36 niños, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades… Diana Yasinskaya - agosto 5, 2025

El trastorno del espectro autista (TEA) afecta actualmente a aproximadamente 1 de cada 36 niños, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta condición del neurodesarrollo se caracteriza principalmente por diferencias en el cerebro y el sistema nervioso, lo que influye en la forma en que los niños se comunican, interactúan y perciben el mundo. Reconocer el autismo a una edad temprana es fundamental: una detección tardía puede significar la pérdida de oportunidades de intervención durante etapas clave del desarrollo. Sin embargo, muchas de las primeras señales conductuales son sutiles y con frecuencia se descartan como «solo una etapa». Comprender estos indicadores tempranos permite a las familias buscar apoyo cuanto antes, brindando a los niños la mejor oportunidad de prosperar. Este artículo explora los comportamientos que los padres pueden pasar por alto, ayudando a diferenciar entre simples excentricidades pasajeras y posibles signos de autismo.

Contacto Visual Limitado

1. Limited Eye Contact

Uno de los signos más tempranos y comúnmente pasados por alto del autismo es el contacto visual limitado o ausente. Aunque es natural que los bebés desvíen la mirada ocasionalmente, los bebés que se desarrollan de manera típica comienzan a buscar el contacto visual durante los primeros meses de vida.
Esta conexión visual sirve como base para el desarrollo social y emocional temprano, ayudando a los bebés a vincularse con sus cuidadores y a aprender de las expresiones faciales.

Los padres pueden confundir el escaso contacto visual de un niño con timidez o una personalidad independiente, pero hay una diferencia clave. Los niños tímidos pueden evitar el contacto visual en situaciones desconocidas, pero lo mantienen con familiares de confianza.
Por el contrario, los niños con autismo suelen mostrar una falta constante de contacto visual, incluso con padres o hermanos. Esta señal sutil puede aparecer tan temprano como a los seis meses de edad. Si un niño rara vez te mira a los ojos, no sigue tu mirada o no te sonríe cuando le miras, puede ser momento de conversar estas observaciones con el pediatra. La evaluación temprana es importante porque las intervenciones que fomentan las habilidades de comunicación social son más efectivas cuando se inician a edades tempranas.

No Responde al Nombre

2. Not Responding to Name

La respuesta de un bebé a su nombre es mucho más que un hito adorable: es un signo de desarrollo social y neurológico. Entre los 6 y 12 meses, la mayoría de los bebés se giran o miran hacia su cuidador cuando escuchan su nombre, demostrando que el cerebro está procesando señales sociales y distinguiendo sonidos familiares del ruido de fondo. En los niños con autismo, las redes neuronales responsables de la atención y la conciencia social pueden funcionar de manera diferente, lo que lleva a una falta de respuesta (Autism Speaks).

A veces los padres atribuyen las respuestas ausentes a distracciones o posibles problemas de audición.
Sin embargo, hay una distinción importante: los niños con pérdida auditiva normalmente no responden a ningún sonido, mientras que los niños con autismo pueden reaccionar ante otros ruidos—como un juguete favorito o música—pero ignorar cuando se les llama por su nombre. Esta respuesta selectiva destaca una diferencia en el procesamiento social más que en la función auditiva. Si tu hijo regularmente no responde a su nombre a los 12 meses, especialmente cuando lo llamas desde cerca y sin otras distracciones, es momento de mencionarlo a un profesional de la salud. La ausencia temprana y constante de respuesta puede ser una señal inicial de autismo, y atenderla puede abrir puertas a intervenciones y apoyos oportunos.

Retraso en el Balbuceo o el Habla

3. Delayed Babbling or Speech

El balbuceo es un hito fundamental en el desarrollo del lenguaje, que suele aparecer entre los 4 y 6 meses de edad. Los bebés típicos experimentan con sonidos como «ba-ba» o «da-da», que gradualmente evolucionan hacia palabras y un habla significativa.
La ausencia de balbuceo o un retraso significativo en los hitos del habla pueden ser señales tempranas del trastorno del espectro autista, indicando diferencias en los centros del lenguaje del cerebro (CDC: Signos y Síntomas del Trastorno del Espectro Autista). Aunque algunos niños simplemente desarrollan el lenguaje a su propio ritmo, la ausencia constante de balbuceo, arrullos o intentos de palabras a los 12 meses suele requerir atención. Por ejemplo, si un niño no produce sonidos repetitivos de consonante-vocal o no responde al habla con sus propias vocalizaciones, podría ser necesario una evaluación adicional. Los padres pueden atribuir estos retrasos a la personalidad o a que el niño es «tranquilo», pero es importante observar la presencia de otras señales de comunicación. Si tu hijo no usa palabras individuales a los 16 meses o frases simples a los 24 meses, consulta a un patólogo del habla y lenguaje o a un especialista en desarrollo. El apoyo temprano puede mejorar notablemente los resultados en la comunicación para niños con autismo y desafíos relacionados.

Rara Vez Comparte Intereses

4. Rarely Sharing Interests

Un componente clave del desarrollo social temprano es la atención conjunta: la capacidad de compartir intereses o experiencias con otra persona. Esto comienza en la infancia, cuando un bebé señala un juguete, mira entre el objeto y el cuidador, o lleva algo para mostrar. Estos simples actos sientan las bases para la empatía, el lenguaje y el aprendizaje social, reflejando una maduración saludable del cerebro social (Autism Speaks: Atención Conjunta y Autismo).

Los niños con autismo rara vez, si es que alguna vez, intentan dirigir la atención de otros hacia objetos o cosas interesantes. En lugar de invitar a un padre a «¡mira esto!» o buscar disfrute compartido, pueden jugar solos y no involucrar a otros, incluso con sus juguetes favoritos.
Esto puede diferenciarse sutilmente de un comportamiento independiente o introvertido: los niños neurotípicos aún buscan compartir descubrimientos o experiencias, incluso si son tranquilos o reservados. Si tu pequeño rara vez señala objetos, no trae cosas para mostrarte o rara vez verifica si lo estás mirando, es recomendable discutirlo con el pediatra.
La falta constante de atención compartida después de los 12 meses puede indicar autismo u otras diferencias en el desarrollo, más allá de una simple tendencia a la independencia.

Reacciones Inusuales a los Sonidos

5. Unusual Reactions to Sounds

Muchos niños con trastorno del espectro autista experimentan diferencias en el procesamiento sensorial, incluyendo una sensibilidad aumentada o reducida a los sonidos.
La interpretación cerebral de los estímulos auditivos puede ser excesivamente estimulada o poco receptiva, llevando a reacciones distintas. Por ejemplo, un niño puede taparse los oídos ante ruidos cotidianos como una aspiradora, secador de pelo o incluso el sonido de la cisterna del baño. Otros pueden parecer ajenos a ruidos fuertes que sorprenderían a la mayoría de los niños (National Autistic Society: Diferencias Sensoriales).

Estos comportamientos difieren de una respuesta típica de sobresalto o una simple aversión a ciertos sonidos. Las sensibilidades extremas al sonido pueden causar malestar, crisis o intentos de escapar de ambientes con ruidos desencadenantes. Por otro lado, algunos niños pueden buscar ciertos sonidos, tarareando o golpeando objetos repetidamente para estimular sus sentidos. Es importante observar si estas reacciones son persistentes y afectan significativamente las actividades diarias. Si tu hijo constantemente sobrerreacciona o subrreacciona a sonidos comunes—mucho más allá de lo habitual para su edad—comenta estas inquietudes con su médico. Las sensibilidades auditivas persistentes o extremas son un signo de alerta de diferencias sensoriales a menudo asociadas con el autismo.

Movimientos Repetitivos

6. Repetitive Movements

Muchos niños con autismo presentan movimientos o comportamientos repetitivos, comúnmente llamados «estereotipias» o «stimming» (conductas autoestimulantes). Estos movimientos estereotipados pueden incluir aleteo de manos, mecerse, girar, mover los dedos o golpear repetidamente. Aunque todos los niños se inquietan o repiten acciones ocasionalmente—como girar en círculos o golpear el pie—la frecuencia e intensidad de estos comportamientos en el autismo suelen ser distintas (Autism Speaks: Comportamientos Repetitivos y Autismo).

El movimiento inquieto típico suele ser situacional, para liberar energía o manejar emoción o aburrimiento temporales. En cambio, el stimming autista es a menudo persistente y puede ocurrir en diversas situaciones, a veces interfiriendo con el aprendizaje o las rutinas diarias. Estos movimientos pueden ser reconfortantes para el niño, ayudándolo a manejar una sobrecarga sensorial o emocional. Si tu hijo muestra comportamientos repetitivos que son intensos, frecuentes y parecen no estar relacionados con el entorno—o si estas acciones interfieren con el juego, la interacción social o el aprendizaje—es recomendable buscar una evaluación. Los movimientos estereotipados persistentes, especialmente cuando se combinan con otras señales, son una característica clave del trastorno del espectro autista y pueden beneficiarse de orientación y apoyo profesional.

Falta de Gestos

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Los gestos son un aspecto fundamental de la comunicación temprana, permitiendo a los niños expresar necesidades y conectar con los demás antes de desarrollar el lenguaje hablado.
Ejemplos de gestos tempranos incluyen saludar con la mano, señalar para pedir algo o compartir interés, levantar los brazos para que lo carguen o negar con la cabeza. Estas señales no verbales suelen aparecer entre los 9 y 12 meses y están estrechamente vinculadas con el desarrollo social y del lenguaje (American Speech-Language-Hearing Association: Desarrollo de la Comunicación). Los niños con autismo pueden usar menos gestos o no gesticular en absoluto, dependiendo más de otros medios—o simplemente no comunicar sus necesidades.
La ausencia de gestos puede dificultar que los cuidadores entiendan lo que el niño quiere o siente, causando frustración en ambos. Si tu hijo no usa gestos como señalar, saludar o levantar los brazos antes de los 12 meses, o si no utiliza gestos para compartir experiencias (como señalar un pájaro en el cielo), esto puede indicar una diferencia subyacente en el desarrollo. La falta de estas herramientas comunicativas tempranas—especialmente junto con contacto visual limitado o retraso en el habla—debe motivar una conversación con el pediatra o un especialista en desarrollo.

Dificultad con la Sonrisa Social

8. Trouble with Social Smiling

La sonrisa social es una de las primeras formas de comunicación no verbal, que generalmente aparece hacia los dos meses de edad. Este tipo de sonrisa es más que un reflejo; es una forma de que los bebés interactúen, se vinculen y compartan emociones positivas con sus cuidadores. Para la mayoría de los bebés, la sonrisa se convierte en una herramienta para captar atención, responder a caras juguetonas y participar en intercambios alegres (Zero to Three: Las Sonrisas de tu Bebé).

Los niños en el espectro autista pueden sonreír con menor frecuencia, o sus sonrisas pueden no estar dirigidas a personas en un contexto social. Por ejemplo, un niño puede sonreír mientras juega solo pero rara vez responde con una sonrisa cuando un cuidador intenta interactuar. Estas diferencias se hacen más notorias cuando un niño no responde a las expresiones animadas de los padres o no «se ilumina» durante rutinas familiares como el juego de cucú-tras o las canciones. Si tu bebé o niño pequeño rara vez responde a tus sonrisas, risas o intentos de conexión, o si sus sonrisas parecen desconectadas de la interacción social, puede ser una señal de alerta. La ausencia constante de sonrisa social a los seis meses debe discutirse con el pediatra, ya que puede indicar una diferencia subyacente en el desarrollo social.

Fijación en Objetos

9. Fixation on Objects

Muchos niños con autismo muestran una fuerte fijación en objetos, con un interés intenso o inusual por ciertos artículos. Esto puede manifestarse como girar sin cesar las ruedas de un coche de juguete, alinear bloques con precisión o mirar luces y patrones durante largos períodos.
Si bien todos los niños pequeños son naturalmente curiosos y pueden concentrarse temporalmente en objetos nuevos o emocionantes, la intensidad y persistencia de estas fijaciones diferencia al autismo. Los niños neurotípicos suelen pasar rápidamente de un juguete o actividad a otra, explorando su entorno de manera amplia. En contraste, un niño con autismo puede quedar profundamente absorto en una sola parte de un juguete (como las ruedas, botones o etiquetas), ignorando el uso previsto y a las personas a su alrededor. Esto también puede incluir molestarse si se le quita el objeto o si se interrumpe el juego. Si el juego de tu hijo se centra únicamente en ciertos objetos, o si su interés en ellos parece limitar su capacidad para interactuar, explorar o participar en otras actividades, es importante hablarlo con el pediatra. Estas fijaciones intensas, especialmente acompañadas de otros signos tempranos, pueden ser indicativas de autismo.

Insistencia en la Igualdad

10. Insistence on Sameness

Una insistencia marcada en la igualdad es otra señal temprana observada con frecuencia en niños con autismo. Esto va más allá de la preferencia típica de los niños pequeños por ciertos alimentos, programas o rutinas para dormir. Los niños en el espectro autista pueden angustiarse extremadamente por cambios mínimos en su entorno o rutina diaria, como una ruta diferente al jardín de infancia o un vaso distinto en el desayuno (Autism Speaks: Comportamientos Repetitivos y Autismo).

Mientras que la mayoría de los niños pequeños prosperan con la previsibilidad y pueden protestar ante los cambios, los niños neurotípicos suelen adaptarse con algo de tranquilidad. En cambio, para los niños con autismo, la inflexibilidad puede ser tan profunda que interrumpe la rutina familiar o causa crisis intensas. Pueden insistir en alinear juguetes en un orden específico, seguir una secuencia exacta de acciones o repetir la misma frase o pregunta varias veces. Si la necesidad de rutina de tu hijo es tan rígida que interfiere con el funcionamiento diario o limita la participación en nuevas experiencias, es momento de consultar con un especialista. Este nivel de inflexibilidad—especialmente…

Ausencia de Juego Simbólico

11. Absence of Pretend Play

El juego simbólico es un hito fundamental en la infancia temprana, reflejando el desarrollo de la imaginación, la empatía y la comprensión social. Entre los 18 y 24 meses, la mayoría de los niños comienza a imitar actividades cotidianas—como dar de comer a una muñeca, fingir que hablan por teléfono o hacer que un coche de juguete «conduzca». Este tipo de juego ayuda a los niños a aprender sobre emociones, relaciones y resolución de problemas (CDC: Hitos importantes para niños de 2 años). Los niños con autismo suelen mostrar poco interés por el juego simbólico o imaginativo. En vez de fingir que un bloque es un coche o hacer una fiesta de té con peluches, pueden alinear objetos, repetir la misma acción o concentrarse en aspectos sensoriales de los juguetes (como girar ruedas o pasar páginas). Su juego puede parecer rígido, repetitivo o carente de creatividad.

Si tu hijo no participa en juegos de simulación básicos para cuando cumple dos años, o si su juego se limita a acciones repetitivas en lugar de escenarios imaginativos, considera hablarlo con tu pediatra o un especialista en desarrollo infantil. La falta o ausencia de juego simbólico—especialmente junto con otras diferencias tempranas en la comunicación y las habilidades sociales—puede ser un indicador temprano de trastorno del espectro autista.

Apego Inusual a Objetos

12. Unusual Attachment to Objects

Es común que los niños pequeños tengan una manta, peluche o juguete favorito que les da consuelo, especialmente en momentos de transición o a la hora de dormir. Sin embargo, los niños con autismo pueden desarrollar apegos inusuales a objetos que van más allá de los típicos objetos de confort.
Estos apegos pueden involucrar objetos cotidianos como llaves, tapas de botellas o incluso artículos del hogar—que suelen llevar a todos lados, a veces reemplazando la interacción social (National Autistic Society: Comportamiento Repetitivo y Restringido). Mientras que los niños neurotípicos suelen cambiar de objeto favorito y forman lazos emocionales con juguetes o mantas, los niños autistas pueden fijarse intensamente en un solo objeto durante mucho tiempo. Por ejemplo, un niño puede insistir en sostener siempre una cuchara, angustiarse mucho si la pierde o ignorar a sus compañeros por manipular un solo objeto. Este tipo de apego tiene más que ver con la rutina, el ritual o el atractivo sensorial que con el consuelo.

Si el apego de tu hijo a ciertos objetos es extremo, interfiere con sus actividades diarias o limita su disposición a interactuar con personas o probar nuevas experiencias, podría ser un signo para consultar con un profesional de la salud. Estos apegos inusuales y persistentes—especialmente si se presentan junto a otras diferencias en el desarrollo—pueden indicar autismo.

Forma de Caminar o Postura Atípicas

13. Atypical Walking or Posture

El desarrollo motor también puede verse afectado en los niños con autismo, resultando en patrones de caminar o posturas poco comunes. Un ejemplo habitual es el caminar de puntillas de manera persistente—es decir, el niño camina sobre la punta de los pies en vez de apoyar el talón y luego la punta como es lo típico. Aunque muchos niños pequeños experimentan brevemente con caminar de puntillas, si este patrón persiste más allá de los dos o tres años puede indicar diferencias neurológicas o sensoriales subyacentes (Kennedy Krieger Institute: Toe-Walking and Autism).

Otras diferencias posturales pueden incluir una marcha torpe, movimientos descoordinados, formas inusuales de sentarse o dificultad con el equilibrio y la coordinación. Algunos niños pueden mantener el cuerpo rígido, caminar agitando los brazos o tener problemas para dominar habilidades como correr, saltar o subir escaleras. Estos desafíos a menudo se relacionan con diferencias en la propiocepción (conciencia corporal) y la planificación motora. Si notas que tu hijo camina de puntillas de manera consistente, muestra posturas extrañas o tiene dificultades con hitos motores básicos mucho después de la edad habitual, es recomendable consultar con el pediatra. Una evaluación puede ayudar a determinar si estas diferencias forman parte del desarrollo típico, se deben a un problema sensorial o podrían estar relacionadas con el autismo.

Hiper- o Hipo-reactividad al Tacto

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Los niños con autismo suelen experimentar respuestas atípicas al tacto—ya sea hiperreactividad (ser excesivamente sensibles) o hiporreactividad (responder poco) a las experiencias táctiles.
Un niño hipersensible puede rehuir los abrazos, no le gusta que lo carguen o reacciona fuertemente a ciertas texturas, etiquetas o costuras de la ropa. Incluso una caricia suave o una brisa ligera pueden provocar incomodidad o malestar (STAR Institute for Sensory Processing). Por el contrario, algunos niños muestran una respuesta apagada al tacto, como si no notaran el dolor, el frío o la suciedad en la piel.
Pueden buscar estímulos sensoriales intensos, presionando su cuerpo contra objetos o no notar cuando se lastiman.
Estas respuestas pueden afectar la vida diaria—dificultando el aseo, el vestirse, el juego o la interacción social. Cierta sensibilidad al tacto es normal, especialmente en los primeros años, pero reacciones persistentes o extremas que interfieren con las actividades cotidianas o causan angustia merecen ser observadas. Si tu hijo evita o busca el contacto físico de manera constante, o tiene fuertes preferencias por o contra ciertas texturas, observa estos comportamientos y consulta con un profesional de la salud.
Una sensibilidad anormal al tacto—cuando se acompaña de otras diferencias—puede ser una señal temprana de autismo.

Falta de Señalamiento

15. Lack of Pointing

El señalamiento es un hito esencial del desarrollo que suele aparecer entre los 9 y 14 meses de edad.
Cuando los niños señalan, no solo están alcanzando un objeto—también invitan a otros a compartir su interés o atención. Este simple gesto ayuda a construir la base para el lenguaje, el aprendizaje y la interacción social al conectar el mundo interior del niño con quienes lo rodean (CDC: Hitos importantes para niños de 1 año). Por lo general, los bebés señalan para pedir algo («¡Quiero ese juguete!»), compartir entusiasmo («¡Mira el perro!») o dirigir la mirada de sus padres. Sin embargo, los niños con autismo a menudo no señalan o pueden usar la mano del adulto como herramienta para conseguir lo que quieren—sin hacer contacto visual ni compartir interés.

Si tu hijo no señala para los 14 meses—o no usa gestos para captar tu atención o compartir descubrimientos—esto puede ser una señal de alerta sobre diferencias en la comunicación social.
Si bien la ausencia de señalamiento también puede verse ocasionalmente en niños tímidos o tranquilos, es un fuerte indicador temprano de autismo cuando se combina con otros retrasos en la comunicación o la interacción social. Si tienes dudas, consulta estos signos con el pediatra para una evaluación más profunda.

Habla Monótona o Patrones de Habla Extraños

16. Monotone or Odd Speech Patterns

El habla no se trata solo de palabras—también incluye la prosodia, la melodía y el ritmo que le dan emoción y significado al lenguaje. Los niños con autismo pueden desarrollar el habla, pero su tono de voz puede sonar plano, robótico o cantarín, careciendo de las inflexiones habituales que transmiten emoción, curiosidad o calidez. Esta diferencia en la prosodia puede dificultar que los oyentes interpreten sentimientos o intenciones (Autism Speaks: Trastornos del Habla, Lenguaje y Comunicación).

Por ejemplo, un niño puede recitar preguntas o frases en tono monótono, hablar muy alto o muy bajo, o usar un ritmo inusual—haciendo pausas extrañas o acentuando palabras inesperadas.
Algunos niños pueden repetir frases con la misma entonación exacta, mientras que otros pueden sonar excesivamente formales o usar un lenguaje que parece fuera de contexto para su edad. Aunque es normal que los niños pequeños desarrollen ciertos rasgos peculiares en el habla, los patrones monótonos o extraños persistentes—especialmente junto con diferencias sociales y comunicativas—deberían motivar una evaluación más profunda.
Si notas que el habla de tu hijo suena muy diferente a la de sus pares, o si tiene dificultades para usar el tono y el ritmo de manera expresiva, consulta con un patólogo del habla o un especialista en desarrollo.

Dificultad para Comprender Emociones

17. Difficulty Understanding Emotions

Reconocer y responder a las emociones es la base del desarrollo social. Hacia su primer año, la mayoría de los niños comienza a notar y responder a las expresiones faciales y al tono de voz de sus cuidadores. Los niños con autismo, sin embargo, pueden tener dificultades para leer e interpretar emociones—tanto en sí mismos como en los demás. Esto puede llevar a perder señales sociales, responder de forma extraña o tener desafíos para formar vínculos cercanos (Raising Children Network: Comunicación No Verbal y Autismo).

Por ejemplo, un niño neurotípico puede consolar a un amigo que llora o reírse cuando alguien sonríe, mostrando empatía y comprensión. Un niño con autismo puede no notar cuando alguien está molesto, o puede reírse, llorar o reaccionar de maneras que parecen fuera de lugar en una situación emocional.
Estas diferencias pueden deberse a dificultades para procesar expresiones faciales, lenguaje corporal o matices de la voz. Si observas que tu hijo tiene problemas persistentes para conectar con las emociones de los demás, no muestra preocupación cuando alguien se lastima o reacciona de manera extraña ante situaciones emocionales, es momento de buscar orientación. Los desafíos continuos para reconocer emociones—especialmente junto a otras señales tempranas—deben ser conversados con el pediatra o un especialista en desarrollo.

Alinear Juguetes u Objetos

18. Lining Up Toys or Objects

Un signo distintivo, y a menudo pasado por alto, del autismo es la repetida alineación de juguetes u objetos en filas precisas y ordenadas. Si bien a todos los niños pequeños les gusta organizar y clasificar sus cosas de vez en cuando, los niños con autismo pueden concentrarse intensamente en este orden repetitivo. Pueden alinear coches, bloques o incluso objetos del hogar y exigir que nadie desordene su arreglo (National Autistic Society: Comportamiento Repetitivo y Restringido). En el desarrollo típico, alinear juguetes suele ser parte de un juego creativo más amplio—como construir una ciudad o preparar un desfile, por ejemplo. Sin embargo, los niños con autismo pueden no utilizar los objetos para el juego simbólico en absoluto, sino obtener satisfacción únicamente del orden. Pueden molestarse mucho si se alteran sus filas y regresar a este comportamiento repetidamente, a veces durante largos períodos.

Si observas que tu hijo alinea persistentemente juguetes u objetos de la misma forma, mucho más de lo típico para su edad, o se angustia cuando se cambia el orden, considera estar atento a otros patrones.
Este juego repetitivo y no funcional—especialmente junto a retrasos en la comunicación o socialización—debe ser motivo de conversación con tu pediatra.

Uso Limitado de Expresiones Faciales

19. Limited Use of Facial Expressions

Las expresiones faciales son una parte esencial de cómo los humanos comunican sentimientos y conectan socialmente, incluso antes de poder hablar. La mayoría de los bebés y niños pequeños utilizan naturalmente una amplia gama de expresiones—sonrisas, fruncir el ceño, levantar las cejas o mostrar sorpresa—para interactuar y responder al mundo. Sin embargo, los niños con autismo pueden mostrar una gama limitada de expresiones o tener lo que se conoce como «afecto plano» (Autism Speaks: Desafíos Sociales y Autismo).

Por ejemplo, un niño neurotípico puede mostrar una gran sonrisa cuando está feliz, poner cara triste cuando está molesto o abrir mucho los ojos cuando algo le sorprende. Un niño con autismo puede no imitar estos comportamientos, manteniendo la misma expresión neutra o inexpresiva sin importar la situación. Esta falta de expresividad puede dificultar que otros entiendan sus sentimientos o intenciones, llevando a malentendidos o a perder oportunidades sociales. Si tu hijo rara vez sonríe, frunce el ceño o utiliza otras expresiones faciales para comunicarse—especialmente en interacciones sociales o durante el juego—debe tomarse en cuenta. La presencia constante de un afecto plano, particularmente junto con otros retrasos en la comunicación o la socialización, debe discutirse con un pediatra o especialista, ya que puede ser una señal temprana de autismo.

Patrones de Mirada Inusuales

20. Unusual Gaze Patterns

La atención visual es una manera sutil pero poderosa en que los niños conectan con su entorno.
Los niños con autismo pueden mostrar patrones de mirada poco habituales, como evitar el contacto visual, mirar objetos durante largos períodos o observar cosas desde ángulos inusuales. Estas diferencias no son solo timidez—reflejan maneras únicas en que el cerebro procesa la información social y sensorial (National Institutes of Health: Eye Tracking in Autism Spectrum Disorder).

Por ejemplo, un niño puede mirar frecuentemente por el rabillo del ojo, fijarse en objetos giratorios o concentrarse intensamente en un ventilador de techo en movimiento en vez de mirar rostros. Algunos niños pueden seguir brevemente a las personas con la mirada pero rápidamente apartan la vista, haciendo que las interacciones sociales se sientan desconectadas o efímeras. Otros pueden evitar por completo mirar rostros, perdiendo señales no verbales importantes. Si notas que la mirada de tu hijo rara vez se cruza con la tuya, se siente atraída por luces, patrones u objetos en movimiento, o es claramente diferente a la de otros niños de su edad, es importante observar este comportamiento con el tiempo. Los patrones de mirada inusuales persistentes—especialmente junto con otros signos tempranos—son motivo para conversar con el pediatra.

Exceso de Rabietas ante Cambios Menores

21. Excessive Tantrums Over Small Changes

Todos los niños pequeños experimentan frustración y pueden hacer berrinches cuando sus rutinas se ven alteradas o no obtienen lo que desean. Sin embargo, los niños con autismo suelen mostrar una resistencia extrema al cambio que va mucho más allá del comportamiento típico de la infancia.
Incluso pequeños ajustes—como mover un juguete favorito, tomar una ruta diferente a la tienda o cambiarse de lugar en la mesa—pueden desencadenar crisis intensas y prolongadas (Autism Speaks: Behavioral Health Treatment). Mientras que la mayoría de los niños puede ser distraída o calmada con seguridad y tiempo, un niño con autismo puede permanecer inconsolable y mostrar comportamientos agresivos o autolesivos. Su reacción no se debe a ser terco o consentido; a menudo está arraigada en una necesidad de previsibilidad y la dificultad para procesar cambios sensoriales o sociales imprevistos.

Si las rabietas de tu hijo son frecuentes, duran mucho más que las de sus compañeros o parecen totalmente desproporcionadas al desencadenante—especialmente cuando el cambio es pequeño o rutinario—es importante tomar nota. Un malestar emocional extremo ante cambios menores, especialmente si se observa junto con otros signos tempranos de autismo, es un fuerte indicador de que puede necesitarse una evaluación del desarrollo.

Repetición de Palabras o Frases (Ecolalia)

22. Echoing Words or Phrases (Echolalia)

Una señal temprana común pero a menudo malinterpretada del autismo es la ecolalia—la repetición de palabras, frases u oraciones escuchadas de otros. Aunque es normal que los niños pequeños repitan el lenguaje mientras aprenden a hablar, los niños con autismo pueden repetir lo que escuchan mucho más frecuentemente y de manera que no encaja en el contexto de la conversación (American Speech-Language-Hearing Association: Autism Spectrum Disorder).

Por ejemplo, un niño puede repetir una pregunta («¿Quieres jugo?») en vez de responder, o recitar frases de programas de televisión o comerciales favoritos a lo largo del día. A veces, la ecolalia es inmediata—repitiendo justo después de escucharla—o puede ser diferida, ocurriendo horas o incluso días después.
A diferencia de la práctica lingüística típica, la ecolalia en el autismo puede no tener un propósito comunicativo, dificultando las interacciones significativas con los cuidadores. Si el lenguaje de tu hijo consiste mayormente en palabras o frases repetidas, o si la repetición persiste más allá de la edad esperada para el desarrollo típico del lenguaje, esto podría ser señal de una diferencia en la comunicación. La ecolalia persistente—especialmente con escaso lenguaje espontáneo—debe motivar una consulta con un patólogo del habla o especialista en desarrollo.

Dificultad con las Transiciones

23. Difficulty with Transitions

Muchos niños con autismo presentan una dificultad marcada para las transiciones—pasar de una actividad, lugar o rutina a otra. Aunque es común que los pequeños resistan dejar un juego favorito o terminar el tiempo frente a la pantalla, los niños con autismo suelen reaccionar con gran angustia, confusión o ansiedad incluso ante cambios menores (Autism Speaks: Transition Tips). Por ejemplo, un niño puede tener una crisis cuando es hora de dejar de jugar e irse a la cama, o volverse inconsolable cuando le piden que salga del parque.
Algunos niños pueden quedarse paralizados, negarse a moverse o mostrar una gran agitación, incluso cuando se les avisa con anticipación o se usan ayudas visuales. Estas reacciones suelen ser desproporcionadas y pueden alterar la rutina familiar cotidiana. Si tu hijo lucha constantemente con las transiciones entre actividades, necesita rituales elaborados para pasar de una tarea a otra, o reacciona mucho más intensamente que otros niños, esto podría indicar una dificultad subyacente con la flexibilidad y la adaptación. Cuando estos retos son persistentes y afectan el funcionamiento diario, pueden ser signo de autismo y deben discutirse con un pediatra o especialista en desarrollo.

Hábitos Alimenticios Inusuales

24. Unusual Feeding Habits

Los desafíos con la alimentación son comunes en la infancia, pero los niños con autismo a menudo muestran hábitos alimenticios inusuales que van más allá de la selectividad típica. Estos problemas suelen tener raíces sensoriales—ciertos sabores, texturas, olores o incluso colores de los alimentos pueden ser abrumadores o desagradables. Como resultado, algunos niños solo comen un rango muy limitado de alimentos, rechazan grupos alimenticios completos o insisten en preparaciones y presentaciones específicas (Autism Speaks: Feeding and Nutrition).

Ejemplos incluyen comer solo alimentos blancos (pan, pasta o leche), rechazar alimentos con texturas mixtas (como guisos), o tener arcadas ante la vista o el olor de ciertos productos. Algunos niños retienen la comida en la boca por largos periodos o evitan masticar. Otros solo buscan alimentos crujientes o insípidos. Si la selectividad de tu hijo es extrema, persiste más allá de la etapa de niño pequeño, resulta en carencias nutricionales o causa estrés familiar significativo, busca apoyo profesional. Una evaluación por un pediatra, terapeuta ocupacional o nutricionista familiarizado con autismo puede ayudar a identificar los problemas subyacentes y desarrollar estrategias para ampliar la dieta de tu hijo de forma segura y gradual.

No Llevar Objetos para Mostrar a los Adultos

25. Not Bringing Objects to Show Adults

Un hito clave del desarrollo social temprano es el deseo de compartir la atención e intereses con los cuidadores. La mayoría de los niños pequeños lleva naturalmente juguetes, libros u objetos interesantes a los adultos—no solo para pedir ayuda, sino para compartir entusiasmo o invitar a la interacción. Por ejemplo, un niño puede llevar con orgullo una construcción de bloques, una flor del jardín o un dibujo de la guardería, buscando la reacción y el disfrute compartido del adulto (CDC: Important Milestones for 2-Year-Olds). Los niños con autismo, en cambio, rara vez o nunca muestran este comportamiento de «mostrar y compartir».
Pueden jugar con objetos en aislamiento, sin buscar la participación de padres, hermanos o compañeros. La ausencia de este comportamiento va más allá de la timidez o la independencia—refleja dificultades con la atención conjunta, una habilidad básica para la comunicación y la conexión social. Si tu hijo no te lleva objetos para mirar, compartir o celebrar entre los 18 y 24 meses, o si parece poco interesado en involucrar a otros en sus descubrimientos, esto podría ser signo de autismo. La falta persistente de atención compartida—especialmente junto con otros signos tempranos—debe motivar una consulta con el pediatra o un especialista en desarrollo.

Falta de Interés en los Pares

26. Lack of Interest in Peers

La motivación social suele surgir pronto; la mayoría de los niños muestra curiosidad por otros niños y busca oportunidades para jugar juntos. En los niños con autismo, puede observarse una marcada falta de interés en los pares. En vez de unirse a actividades grupales o imitar a otros, pueden preferir el juego solitario—interactuando con juguetes u objetos por su cuenta, incluso en entornos sociales como parques o preescolares (Autism Speaks: Social Challenges and Autism).

Ejemplos reales incluyen un niño que apila bloques solo mientras sus compañeros juegan cerca, o ignora invitaciones para unirse a juegos grupales. Estos niños pueden parecer indiferentes a la presencia de otros, mostrando poco deseo de hacer amigos o participar en turnos y compartir. Su juego suele carecer de la interacción recíproca que caracteriza las primeras amistades típicas. Aunque algunos niños son naturalmente más reservados, la falta persistente de interés en otros niños—especialmente después de los dos años—debe ser observada. Si tu hijo rara vez observa, imita o busca a sus pares para jugar o conversar, comparte estas observaciones con el pediatra. La identificación y el apoyo tempranos pueden ayudar a fomentar habilidades sociales y la formación de vínculos significativos.

Juego Inusual con Juguetes

27. Unusual Play with Toys

Los niños con autismo a menudo participan en juegos restringidos o repetitivos, diferentes del juego imaginativo que se observa en sus compañeros. En lugar de usar los juguetes para crear escenarios ficticios—como dar de comer a una muñeca, conducir coches por carreteras imaginarias o inventar historias—pueden centrarse en repetir la misma acción, como girar ruedas, abrir y cerrar puertas o alinear bloques en un patrón específico (National Autistic Society: Repetitive and Restricted Behaviour). Este tipo de juego suele ser rígido y carece de variedad. Por ejemplo, un niño puede pasar largos periodos encendiendo y apagando una luz, o apilando y derribando la misma torre repetidamente. Aunque a todos los niños les gusta la repetición mientras aprenden nuevas habilidades, la persistencia, intensidad y enfoque restringido del juego repetitivo en el autismo es mucho más notoria y menos propensa a evolucionar hacia juegos creativos o sociales.

Si tu hijo usa los juguetes de formas poco tradicionales de manera constante, muestra poco interés por el juego simbólico o vuelve siempre a los mismos patrones repetitivos sin importar el entorno, es importante tomar nota. Estos comportamientos, especialmente cuando se combinan con otros signos tempranos, pueden ser motivo para consultar al pediatra o a un especialista en desarrollo para una evaluación más detallada.

Sensibilidad Excesiva o Insuficiente al Dolor

28. Over- or Under-Sensitivity to Pain

Los niños con autismo pueden mostrar respuestas atípicas al dolor, ya sea mostrándose inusualmente sensibles (hiperreactivos) o casi indiferentes (hiporreactivos) a las lesiones o molestias.
Esta percepción alterada del dolor está relacionada con diferencias en la forma en que el cerebro procesa los estímulos sensoriales, y puede ser confusa para padres y cuidadores (Autism Speaks: Sensory Issues). Por ejemplo, un niño hipersensible puede reaccionar de manera dramática ante un pequeño golpe, llorando intensamente por algo que no afectaría a la mayoría de los niños.
Por el contrario, un niño con hiposensibilidad puede no notar una rodilla raspada, no responder a una picadura de abeja o seguir jugando después de una caída que normalmente causaría lágrimas.
Esta falta de reacción esperada puede retrasar la detección de lesiones o enfermedades y dificultar la atención médica. Aunque la tolerancia al dolor varía entre individuos, diferencias persistentes y marcadas en la respuesta al dolor—ya sea sensibilidad extrema o aparente insensibilidad—merecen atención, especialmente si se observan junto con otros signos tempranos de autismo.
Si te preocupa la reacción de tu hijo al dolor, coméntalo con tu pediatra, quien podrá determinar si se necesita una evaluación o apoyo adicional.

Movimientos Corporales Inusuales

29. Unusual Body Movements

Más allá de los clásicos movimientos repetitivos como aleteo de manos o balanceo, los niños con autismo pueden mostrar una variedad de movimientos corporales inusuales que suelen pasar desapercibidos.
Estos pueden incluir chasquear los dedos, enrollar el cabello, caminar de puntillas, girar en círculos o golpear repetidamente objetos o superficies con distintas partes del cuerpo (National Autistic Society: Repetitive and Restricted Behaviour). Algunos niños pueden arquear la espalda, contorsionar el cuerpo de formas únicas o balancearse rítmicamente estando sentados o de pie. Estos movimientos suelen aparecer cuando el niño está emocionado, ansioso, cansado o busca estimulación sensorial, y pueden parecer extraños o fuera de lugar en entornos sociales. En ocasiones, los niños realizan estos comportamientos durante largos periodos, aparentemente ajenos a su entorno.

Si bien es normal que todos los niños tengan movimientos de inquietud o autorregulación ocasionales, los movimientos persistentes, intensos o especialmente inusuales—sobre todo si interfieren con el aprendizaje o la interacción social—deben motivar una conversación con el pediatra o un especialista en desarrollo. El reconocimiento y la intervención tempranos pueden ayudar a abordar necesidades sensoriales o de regulación subyacentes y apoyar un desarrollo saludable.

Dificultad para Imitar Acciones

30. Difficulty Imitating Actions

La imitación es un aspecto fundamental del aprendizaje y desarrollo social temprano.
La mayoría de los bebés y niños pequeños copian de forma natural las acciones, sonidos y expresiones faciales de quienes los rodean—aplaudir, saludar, hacer caras graciosas o repetir palabras.
Mediante la imitación, los niños aprenden normas sociales, lenguaje, habilidades de juego e interacción. Los niños con autismo a menudo tienen dificultades con estas habilidades básicas de imitación. Pueden no imitar gestos, sonidos o acciones simples, incluso cuando se les muestran repetidamente o se les anima a través del juego. Por ejemplo, un padre puede aplaudir o hacer una cara graciosa, y el niño no reacciona o muestra desinterés. Esta falta de imitación afecta su capacidad para aprender palabras nuevas, participar en actividades grupales y desarrollar relaciones con sus pares.

Aunque cierta timidez para imitar es normal en niños reservados, la dificultad persistente para copiar a otros—especialmente después de los 18 meses—puede indicar una diferencia en el desarrollo.
Si tu hijo rara vez o nunca imita acciones, gestos o palabras, comparte estas observaciones con tu pediatra o un especialista en desarrollo. El apoyo temprano puede marcar una diferencia significativa en la comunicación y el crecimiento social.

Uso Limitado de Palabras para Expresar Necesidades

31. Limited Use of Words for Needs

La comunicación funcional—usar palabras o gestos para expresar necesidades y deseos—es un hito clave en el desarrollo temprano del lenguaje. Alrededor de los 18 meses, muchos niños comienzan a usar palabras simples como «más», «agua» o «arriba» para comunicarse con los cuidadores. Los niños con autismo, sin embargo, pueden tener dificultades para usar el lenguaje de manera intencional, recurriendo en su lugar a señales no verbales como tomar la mano del adulto, llorar o llevar a los adultos hacia los objetos (American Speech-Language-Hearing Association: Autism Spectrum Disorder).

Por ejemplo, en vez de pedir un bocadillo, un niño puede simplemente señalar, quejarse o llevar a un adulto a la cocina sin decir una palabra. Pueden usar las palabras que conocen de forma inconsistente o solo repetir frases en vez de hacer peticiones. Este uso limitado del lenguaje para fines prácticos puede generar frustración, rabietas y oportunidades perdidas para el aprendizaje social. Aunque algunos retrasos en el lenguaje expresivo son comunes, especialmente en hogares bilingües o en niños tímidos, las dificultades persistentes para usar palabras para cubrir necesidades—más allá de los dos años—deben ser motivo de preocupación. Si tu hijo rara vez usa el lenguaje de forma funcional o parece incapaz de pedir ayuda o cosas, consulta con un patólogo del habla o un especialista en desarrollo para explorar estrategias de apoyo e intervención temprana.

Respuestas Sociales Inconsistentes

32. Inconsistent Social Responses

Los niños con autismo suelen mostrar respuestas sociales inconsistentes, reaccionando de forma impredecible a personas y situaciones. Por ejemplo, un niño puede saludar efusivamente a un vecino un día, pero ignorarlo al siguiente; o a veces responde a su nombre y otras veces parece completamente ajeno. Estos patrones impredecibles pueden dificultar que cuidadores y compañeros sepan cómo interactuar con el niño.

Situaciones comunes incluyen un niño riéndose inapropiadamente en un momento tranquilo, no responder al abrazo de un padre o retirarse súbitamente de actividades que normalmente disfruta.
Aunque todos los niños tienen «días malos», las respuestas sociales en el autismo suelen ser notoriamente variables, careciendo de los patrones previsibles del desarrollo típico.
Esta inconsistencia puede derivar de sobrecarga sensorial, dificultades para procesar señales sociales o variaciones en la atención y la motivación. Si los comportamientos sociales de tu hijo parecen erráticos o desconectados—a veces implicándose con calidez y otras veces totalmente indiferente, sin razón aparente—es importante registrar estos patrones. La falta constante de previsibilidad en las respuestas sociales, especialmente junto a otros signos tempranos, debe motivar una conversación con el pediatra o un especialista en desarrollo para una evaluación más detallada.

Reacciones Fuertes a Olores Específicos

33. Strong Reactions to Specific Smells

La sensibilidad olfativa, o reacciones aumentadas o disminuidas ante los olores, es una diferencia sensorial que a menudo se observa en niños con autismo. El cerebro puede procesar los aromas de forma más intensa, haciendo que ciertos olores—agradables o desagradables—resulten abrumadores o incluso angustiantes. Como resultado, los niños pueden tener aversiones fuertes o un interés inusualmente marcado por determinados olores (National Autistic Society: Sensory Differences).

Por ejemplo, un niño puede tener arcadas o taparse la nariz ante el olor de productos de limpieza, perfumes o ciertos alimentos, negándose a entrar en habitaciones donde persisten esos aromas. Por el contrario, algunos niños pueden olfatear repetidamente objetos, ropa o incluso personas, mostrando fascinación por olores cotidianos que otros apenas notan. Las aversiones alimenticias y los problemas de alimentación también pueden estar relacionados con una agudización del sentido del olfato. Aunque todos los niños tienen preferencias, las reacciones persistentes o extremas ante los olores—ya sea de evitación o de búsqueda—merecen ser observadas. Si la respuesta de tu hijo a los aromas interfiere con sus actividades diarias, limita su participación en rutinas o le causa un malestar significativo, habla de estos patrones con tu pediatra. Las sensibilidades olfativas marcadas, especialmente en conjunto con otros signos, pueden indicar diferencias subyacentes en el procesamiento sensorial asociadas al autismo.

No Sigue Indicaciones Apuntadas

34. Not Following Pointed Directions

Un aspecto fundamental del desarrollo social temprano es la atención conjunta—el enfoque compartido entre el niño y el cuidador en un mismo objeto o evento.
Una manera en que esto se desarrolla es siguiendo señales visuales, como cuando un adulto señala un juguete, un animal o una imagen, y el niño dirige la mirada hacia donde se indica. Los niños con autismo suelen tener dificultad para responder a estas señales no verbales, lo que puede afectar la adquisición del lenguaje y el aprendizaje. Por ejemplo, un padre puede decir: «¡Mira el avión!» mientras señala al cielo, pero el niño no desvía la mirada ni reconoce el gesto. Esta diferencia no se debe a problemas de visión o audición, sino a una forma única de procesar la información social y visual. Los niños con autismo pueden perder experiencias compartidas y oportunidades de aprendizaje simplemente porque no siguen estas señales. Si tu hijo rara vez o nunca sigue tus indicaciones señaladas entre los 14 y 18 meses—especialmente junto con otros retrasos sociales o de comunicación—es señal de que debes buscar una evaluación más a fondo. Las intervenciones tempranas pueden ayudar a fortalecer la atención conjunta y apoyar el desarrollo de la comunicación si se detectan dificultades.

Interés Inusual en Luces o Patrones

35. Unusual Interest in Lights or Patterns

Muchos niños se sienten atraídos de forma natural por las luces brillantes, los objetos en movimiento o los patrones llamativos, pero para algunos niños con autismo, esta fascinación puede convertirse en una fijación intensa por los estímulos visuales. Pueden pasar largos periodos observando ventiladores de techo, reflejos de la luz solar, ruedas giratorias o diseños repetitivos en telas y papeles tapiz. Este comportamiento está relacionado con la manera en que el cerebro autista procesa la información sensorial, buscando o quedando absorto en experiencias visuales específicas (National Autistic Society: Repetitive and Restricted Behaviour).

A diferencia de la curiosidad típica, que suele ser breve y cambia fácilmente de un objeto a otro, los niños con autismo pueden alterarse si se les interrumpe o se les impide mirar sus luces o patrones preferidos. Pueden ignorar a las personas o las actividades por fijarse en detalles visuales, perdiendo oportunidades de interacción social o aprendizaje. Si el interés de tu hijo en las luces, objetos giratorios o patrones es tan fuerte que interfiere con el juego, el aprendizaje o la interacción social, observa la frecuencia e intensidad de este comportamiento. Lleva estas observaciones a la atención de tu pediatra si la fijación es persistente y parece limitar la exploración o la interacción más amplia.

No Demuestra Empatía

36. Does Not Show Empathy

La empatía—la capacidad de reconocer y responder a los sentimientos de los demás—es un pilar del desarrollo socioemocional. A los dos años, la mayoría de los niños ya ofrece consuelo a un amigo que llora, muestra preocupación si alguien se lastima o imita el tono emocional de quienes los rodean.
Los niños con autismo, sin embargo, pueden tener dificultades con la reciprocidad socioemocional, pareciendo indiferentes o no respondiendo cuando los que están cerca se alteran. Por ejemplo, un niño puede no reaccionar cuando un hermano se cae y llora, o no notar la angustia de un padre tras un día difícil.
Pueden reír en momentos tristes o continuar con su rutina, sin captar las señales emocionales de los demás. Esto no se debe a falta de afecto, sino a diferencias en la forma de reconocer e interpretar las emociones ajenas. Si tu hijo rara vez ofrece consuelo, ignora los sentimientos de otros o parece no verse afectado por eventos emocionales, es importante observar estos patrones a lo largo del tiempo.
La ausencia persistente de empatía—especialmente junto con otras diferencias de comunicación o sociales—debe discutirse con tu pediatra. La identificación temprana puede ayudar a apoyar las habilidades socioemocionales y fomentar relaciones más significativas.

Dificultad para Mantener Conversaciones en Turno

37. Difficulty with Back-and-Forth Conversation

La reciprocidad conversacional—el dar y recibir de los diálogos—es una marca clave de la comunicación social. Incluso con vocabularios limitados, la mayoría de los niños pequeños comienza a dominar el ritmo de la conversación: hacen preguntas, responden comentarios y toman turnos para hablar. Sin embargo, los niños con autismo pueden tener dificultades para mantener intercambios conversacionales, a menudo dominando la conversación, repitiendo frases o dando respuestas no relacionadas. Por ejemplo, un niño puede hablar largo rato sobre su tema favorito sin detenerse a escuchar, o no responder preguntas simples como «¿Cómo estás?» o «¿Qué hiciste hoy?»
Pueden repetir una pregunta en vez de responderla, o cambiar de tema abruptamente, haciendo que las interacciones parezcan unilaterales o desconectadas. Aunque todos los niños están aprendiendo a manejar la conversación, la dificultad persistente con los turnos, el mantenimiento del tema o las respuestas adecuadas debe ser motivo de preocupación—especialmente si estos desafíos persisten después de los tres años. Si tu hijo rara vez se involucra en conversaciones de ida y vuelta, o si las interacciones parecen monólogos, consulta a un patólogo del habla o un especialista en desarrollo para evaluación y apoyo.

Interés Excesivo en un Solo Tema

38. Excessive Interest in One Topic

Una característica fundamental del trastorno del espectro autista es la presencia de intereses restringidos y altamente focalizados. Aunque muchos niños desarrollan juguetes o temas favoritos, quienes están en el espectro autista pueden mostrar una fascinación intensa, casi obsesiva, por un tema específico—como trenes, dinosaurios o números—que domina su juego y sus conversaciones.

Por ejemplo, un niño puede pasar horas memorizando horarios de trenes, recitando nombres de dinosaurios o recopilando datos sobre el espacio, a menudo en detrimento de otras actividades o de la interacción social. Pueden llevar cada conversación de nuevo a su tema preferido, compartir largos monólogos o alterarse si se les interrumpe o redirige. Estos intereses pueden ser impresionantes, pero también aislantes si impiden la participación más amplia en juegos o aprendizajes. Aunque la curiosidad profunda es una fortaleza, la preocupación excesiva por un solo tema—especialmente si interfiere con las rutinas diarias, las relaciones o la capacidad de explorar nuevas actividades—debe motivar una observación más atenta. Si el enfoque de tu hijo en un tema es persistente, intenso y limita otras experiencias, discute estos patrones con tu pediatra o un especialista en desarrollo para una posible evaluación y apoyo.

Patrones de Sueño Inusuales

39. Unusual Sleeping Patterns

Las alteraciones del sueño son comunes en los niños con autismo y afectan tanto al niño como al bienestar de toda la familia. Estos patrones inusuales de sueño pueden incluir dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche o despertarse muy temprano y no poder volver a dormir (Autism Speaks: Sleep). Algunos niños pueden deambular por la casa por la noche, resistirse a las rutinas de dormir o experimentar terrores nocturnos. Otros solo duermen unas pocas horas seguidas o requieren condiciones muy específicas—como oscuridad total o una manta determinada—para dormir y mantenerse dormidos. El sueño interrumpido puede empeorar los comportamientos diurnos, aumentar la irritabilidad y dificultar el aprendizaje y la interacción.

Aunque los desafíos ocasionales con el sueño son normales en la infancia temprana, los problemas persistentes y graves de sueño—especialmente junto a otras diferencias en el desarrollo—deben discutirse con el pediatra. Un profesional de la salud puede ayudar a identificar causas subyacentes, ofrecer estrategias conductuales o derivar a un especialista en sueño si es necesario. Abordar los problemas de sueño temprano mejora la calidad de vida de toda la familia y puede apoyar un desarrollo saludable en los niños con autismo.

No Participa en Juegos de Turnos

40. Not Engaging in Turn-Taking Games

El turno en el juego es una habilidad fundamental tanto para el juego como para la comunicación, que comienza con juegos simples como rodar una pelota de un lado a otro o jugar al «cucú». Estos primeros juegos sociales enseñan a los niños sobre reciprocidad, paciencia y disfrute compartido. La mayoría de los niños pequeños participa con entusiasmo, riendo y mirando a su compañero de juego para seguir la secuencia. Sin embargo, los niños con autismo pueden tener dificultades para involucrarse en juegos de turnos o mostrar poco interés en la dinámica de ida y vuelta.

Por ejemplo, un niño puede ignorar los intentos de iniciar un juego simple, tomar varios turnos seguidos sin esperar o frustrarse cuando se le pide que comparta o espere. Pueden centrarse en jugar solos, repitiendo la misma acción, o usar los juguetes de manera solitaria. Aunque todos los niños desarrollan las habilidades sociales a su propio ritmo, la evitación persistente o dificultad con los turnos—especialmente después de los dos años—debe ser observada. Si tu hijo rara vez participa o disfruta de estos juegos, o le cuesta entender las reglas de compartir y esperar, lleva estas observaciones a tu pediatra. El apoyo temprano puede ayudar a fomentar la participación social y el crecimiento comunicativo.

Vocalizaciones Inusuales

41. Unusual Vocalizations

Los niños con autismo pueden producir vocalizaciones inusuales—sonidos o ruidos que se apartan del balbuceo o desarrollo verbal típico. Estos pueden incluir chillidos agudos, zumbidos repetitivos, gruñidos, aclaramiento de garganta o imitaciones de sonidos de animales. Algunos niños crean ruidos rítmicos, chasquean la lengua o repiten sílabas sin sentido a lo largo del día (Autism Speaks: Speech, Language, and Communication Disorders).

Si bien todos los niños pequeños experimentan con sonidos mientras aprenden a hablar, las vocalizaciones vistas en el autismo suelen ser persistentes, contextualmente inapropiadas o no relacionadas con intentos de comunicación. Un niño puede zumbar en voz alta en entornos tranquilos, hacer ruidos inusuales durante el juego o producir sonidos para estimulación sensorial más que para interacción social. Si tu hijo utiliza vocalizaciones atípicas de manera consistente mucho después de que sus compañeros hayan avanzado hacia palabras y frases, o si los ruidos interfieren con el juego, el aprendizaje o la participación social, es importante observar estos comportamientos en el tiempo.
Si las vocalizaciones persisten y no evolucionan hacia el habla típica, consulta a un patólogo del habla o un especialista en desarrollo para una evaluación y apoyo adicionales.

Falta de Curiosidad por los Demás

42. Lack of Curiosity About Others

La mayoría de los niños pequeños sienten curiosidad de manera natural por las personas que los rodean.
Observan a los adultos, a otros niños y hacen preguntas sobre lo que los demás hacen o sienten.
Esta curiosidad social impulsa el aprendizaje, la formación de amistades y el desarrollo de la empatía.
En contraste, los niños con autismo pueden mostrar una marcada falta de interés por los demás, rara vez observando, imitando o preguntando por las personas en su entorno (Autism Speaks: Social Challenges and Autism). Por ejemplo, un niño neurotípico puede notar la llegada de un visitante nuevo y preguntar: «¿Quién es?» o mirar con atención mientras un hermano mayor juega un nuevo juego.
Un niño con autismo puede ser indiferente ante nuevas personas, mostrar poco interés por unirse a actividades o mantenerse enfocado en su propio juego sin importar lo que ocurre a su alrededor. Aunque cierta timidez o independencia es normal, la falta persistente de curiosidad por los demás—especialmente después de los dos años—puede ser señal de diferencias en la comunicación social.
Si tu hijo rara vez observa, imita o interactúa con personas de su entorno, conviene que lo hables con tu pediatra.

Dificultad con la Coordinación Física

43. Difficulty with Physical Coordination

Los niños con autismo suelen experimentar desafíos en la planificación motora y la coordinación física, lo que puede afectar tanto las habilidades motoras gruesas como las finas. Esto puede hacerse evidente cuando un niño tiene dificultades con actividades como correr, trepar, atrapar una pelota o usar utensilios y crayones. A diferencia de las variaciones normales del desarrollo, estas dificultades suelen persistir y pueden destacar en entornos grupales como patios de recreo o clases de preescolar (Autism Speaks: Motor Skills and Autism).

Ejemplos incluyen tropezar frecuentemente, chocar contra objetos, tener problemas para aprender a pedalear un triciclo o mostrar movimientos torpes o rígidos. Los desafíos de motricidad fina pueden manifestarse como dificultad para apilar bloques, abotonar la ropa o usar tijeras. Estos problemas no son simplemente resultado de la falta de práctica; pueden originarse en diferencias en la forma en que el cerebro procesa el movimiento y la percepción espacial. Si tu hijo lucha constantemente con la coordinación física o parece notablemente menos hábil que sus compañeros en tareas motoras apropiadas para su edad, considera mencionar estas observaciones a tu pediatra o terapeuta ocupacional. La intervención temprana puede ayudar a los niños a desarrollar habilidades motoras y confianza, apoyando la independencia y la participación en la vida diaria.

No Se Consuela con el Contacto Social

44. Not Comforted by Social Touch

El contacto social—como los abrazos, caricias o palmadas en la espalda—es una de las principales formas en que los niños pequeños buscan y reciben consuelo de sus cuidadores. La mayoría de los bebés y niños pequeños instintivamente buscan a un padre cuando están molestos o cansados, y se tranquilizan al ser sostenidos o mecidos. Sin embargo, los niños con autismo pueden no buscar o responder al consuelo físico de la manera típica, a veces alejándose o pareciendo indiferentes a los abrazos (National Autistic Society: Sensory Differences).

Por ejemplo, un niño puede no levantar los brazos para que lo alcen tras una caída, resistirse a dar la mano o volverse rígido o irritable al ser abrazado. Algunos niños pueden preferir estar solos, tranquilizarse mediante movimientos repetitivos o encontrar consuelo en un objeto favorito en lugar del contacto físico cercano. Si bien cada niño tiene preferencias únicas, la falta persistente de respuesta al contacto social—o una incomodidad evidente ante el consuelo físico—debe observarse con atención, especialmente si se combina con otras diferencias tempranas sociales o de comunicación. Si tu hijo no busca consuelo en ti o parece indiferente al afecto físico, comparte estas preocupaciones con tu pediatra para recibir orientación y apoyo.

Risa o Llanto Inusuales

45. Unusual Laughing or Crying

La expresión emocional en los niños con autismo a veces puede parecer atípica o fuera de contexto.
Esto puede incluir reír o soltar carcajadas en momentos inapropiados, como durante situaciones tranquilas o tristes, o llorar de repente sin un desencadenante aparente. Estas respuestas pueden confundir a los cuidadores y generar malentendidos con compañeros y adultos. Por ejemplo, un niño puede reírse a carcajadas cuando alguien se lastima, o llorar intensamente cuando nada parece estar mal. Sus respuestas emocionales pueden no coincidir con las señales sociales o los eventos a su alrededor, y pueden ser difíciles de consolar o redirigir.
En ocasiones, estas reacciones están relacionadas con la sobrecarga sensorial, la ansiedad o la dificultad para interpretar y expresar emociones. Aunque las fluctuaciones emocionales forman parte de la infancia, las expresiones emocionales persistentes o extremas que no encajan en la situación—o que son difíciles de calmar—merecen una observación cercana. Si tu hijo suele reír o llorar de formas que parecen desconectadas del contexto, o tiene dificultades para regular sus emociones, consulta a tu pediatra o a un especialista en desarrollo para evaluación y apoyo.

No Busca Ayuda o Consuelo

46. Not Seeking Help or Comfort

La mayoría de los niños pequeños buscan instintivamente ayuda o consuelo de sus cuidadores ante desafíos, incomodidad o angustia. Esto puede incluir levantar los brazos para que los alcen, llevar un juguete roto a un adulto, o buscar abrazos y consuelo después de una caída. Sin embargo, los niños con autismo pueden no mostrar estos comportamientos de búsqueda de ayuda, permaneciendo en silencio, retraídos o intentando resolver problemas solos.

Por ejemplo, un niño puede esforzarse por abrir un recipiente sin pedir ayuda, o seguir llorando después de una lesión sin acercarse a un adulto. Otros pueden no buscar consuelo cuando sienten miedo o se alteran, eligiendo en cambio tranquilizarse mediante comportamientos repetitivos o en objetos. Si bien cierta independencia es normal, la ausencia persistente de conductas de búsqueda de ayuda o consuelo—especialmente después de los dos años—debe anotarse. Si tu hijo rara vez acude a ti u otro adulto en busca de ayuda o seguridad, o parece indiferente a tu presencia cuando está angustiado, esto podría indicar una diferencia en la comunicación social. Comenta estos comportamientos con tu pediatra para asegurar que tu hijo reciba el apoyo y la orientación que necesita.

Dificultad para Entender Instrucciones Simples

47. Difficulty Understanding Simple Instructions

El lenguaje receptivo—la capacidad de comprender y procesar palabras habladas—es fundamental en el desarrollo temprano de la comunicación. Los niños con autismo pueden tener dificultades para entender instrucciones sencillas, aunque parezcan oír bien. Esto puede manifestarse como no seguir peticiones básicas como «ven aquí», «dame la pelota» o «siéntate», a pesar de repetidos intentos o gestos (American Speech-Language-Hearing Association: Autism Spectrum Disorder). Por ejemplo, un niño puede ignorar la indicación de recoger, o parecer confundido ante comandos de varios pasos como «recoge tus zapatos y ponlos junto a la puerta». A veces, los niños se apoyan en rutinas o señales visuales en lugar de realmente entender las palabras, haciendo que los retrasos en la comprensión sean menos evidentes en ambientes estructurados.

Aunque todos los niños a veces ignoran instrucciones o se distraen, la dificultad constante para entender y actuar según peticiones apropiadas para su edad—especialmente después de los dos años—debe monitorearse de cerca. Si tu hijo a menudo parece perdido o no responde a instrucciones simples, esto puede indicar dificultades de lenguaje receptivo asociadas al autismo. Una evaluación temprana y la intervención de un terapeuta del lenguaje pueden fortalecer la comprensión y apoyar el desarrollo general.

Interés Inusual en Partes de Objetos

48. Unusual Interest in Parts of Objects

Una señal temprana clásica de autismo es la preocupación inusual por partes específicas de los objetos en lugar del conjunto. Mientras la mayoría de los niños experimenta con los juguetes de diversas formas—simulando, construyendo o explorando diferentes funciones—los niños con autismo pueden fijarse en un solo aspecto, como girar ruedas, accionar interruptores o examinar patrones y texturas con detalle. Por ejemplo, un niño puede pasar largos ratos observando girar las ruedas de un carro, abrir y cerrar repetidamente una puerta de una casita de muñecas, o alinear piezas de un rompecabezas sin intentar completarlo.
Estos comportamientos suelen proporcionar retroalimentación sensorial o estimulación visual, pero limitan la interacción más amplia con el juguete o los compañeros. Si bien es normal que todos los niños exploren cómo funcionan las cosas, el enfoque persistente e intenso en partes y no en el todo—especialmente si interfiere con el juego, el aprendizaje o la socialización—debe observarse. Si el juego de tu hijo se centra exclusivamente en detalles específicos y carece de variedad, menciona estas observaciones a tu pediatra para una evaluación y apoyo adicionales.

Mala Coordinación Ojo-Mano

49. Poor Eye-Hand Coordination

La integración visomotora, o coordinación ojo-mano, es fundamental para muchas actividades cotidianas en la infancia. Implica la capacidad de utilizar la información visual para guiar los movimientos de las manos, permitiendo tareas como apilar bloques, alimentarse, dibujar o atrapar una pelota.
Los niños con autismo pueden mostrar dificultades persistentes en estas áreas, luchando para coordinar lo que ven con cómo se mueven. Ejemplos comunes incluyen dejar caer objetos con frecuencia, tener problemas para encajar piezas de rompecabezas, o evitar juguetes que requieren movimientos coordinados.
Los retos de motricidad fina pueden manifestarse en un agarre torpe del lápiz, dificultad con los utensilios o progreso lento en habilidades como abotonar o subir cierres. Los problemas motores gruesos pueden aparecer como torpeza al atrapar o derrames frecuentes al verter líquidos o transferir objetos. Aunque cierta torpeza es normal mientras se desarrollan las habilidades, las dificultades continuas y notables con la coordinación ojo-mano—especialmente en comparación con los compañeros—deben monitorearse. Si tu hijo evita o se frustra con actividades que requieren movimientos precisos, una evaluación de terapia ocupacional puede ayudar a identificar problemas subyacentes y proporcionar estrategias para mejorar la confianza y la destreza.

Regresión en Habilidades

50. Regression in Skills

Una de las señales tempranas más preocupantes de autismo es la regresión en las habilidades del desarrollo. Esto significa que un niño que antes cumplía hitos—como usar palabras, saludar con la mano, hacer contacto visual o jugar juegos sociales—de repente pierde esas habilidades.
Esta regresión suele ocurrir entre los 15 y 30 meses de edad, y es una señal urgente para buscar evaluación. Historias reales incluyen niños que antes saludaban a familiares con «hola» o «adiós» pero dejan de hablar por completo, o niños que solían señalar aviones o traer juguetes para mostrar a los adultos pero ya no lo hacen. Los padres pueden notar que el niño se retrae, responde menos a su nombre o pierde interés en actividades favoritas.

A diferencia de los cambios graduales en intereses o personalidad, la regresión verdadera es una pérdida repentina o notoria de habilidades que ya estaban bien establecidas durante semanas o meses.
Si observas que tu hijo pierde hitos de lenguaje, sociales o motores, busca evaluación inmediata con tu pediatra o un especialista en desarrollo. La intervención rápida puede marcar una diferencia significativa en los resultados y el acceso a apoyos.

Conclusión

Conclusion

La detección precoz del autismo es fundamental para maximizar el potencial de un niño y facilitar el acceso a intervenciones oportunas. Observar los signos sutiles descritos anteriormente—muchos de los cuales se confunden fácilmente con «simplemente una etapa»—puede marcar una diferencia profunda en la trayectoria del desarrollo de tu hijo. Si tienes cualquier inquietud, confía en tu instinto y habla con el pediatra.
Existen herramientas de evaluación gratuitas y basadas en evidencia, como el M-CHAT-R/F, que pueden ayudar a las familias a identificar señales de alerta tempranas. Recuerda que buscar apoyo nunca es prematuro; actuar a tiempo puede abrir las puertas a recursos, terapias y una comunidad comprensiva.
Tu atención y defensa son los primeros pasos para asegurar que cada niño reciba el mejor comienzo posible.

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