Según datos recientes, aproximadamente el 21% de los adultos en Estados Unidos presentan niveles elevados de ácido úrico, una condición vinculada con la gota y los cálculos renales (Informe Breve del CDC). Los riñones desempeñan un papel crucial al filtrar el ácido úrico de la sangre, pero cuando este proceso falla, el ácido úrico puede acumularse silenciosamente, a menudo sin síntomas hasta que surgen complicaciones. Esta progresión silenciosa dificulta la detección temprana, lo que subraya la importancia de comprender los factores de riesgo y desencadenantes menos evidentes que contribuyen a un ácido úrico elevado.
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